martes, 03 de marzo de 2015
- Anomalías genéticas, como el síndrome de Down.
- Exposición excesiva a radiaciones ionizantes y a ciertas sustancias químicas como el benceno.
- Consumo de cigarrillo.
- Contacto con algunos virus (HTLV-1, Epstein-Barr).
- Antecedentes familiares de leucemia o linfoma.
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